sábado, 28 de agosto de 2010

5 Cosas Que Te Haran Reflexionar


1.- La pregunta más importante.


Durante mi segundo semestre en la escuela
nuestro profesor nos dio un examen
sorpresa.

Yo era un estudiante consciente y leí
rápidamente todas las preguntas, hasta que leí
la última: ¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia
la escuela?

Seguramente esto era algún tipo de broma.

Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la
escuela. Ella era alta, cabello oscuro, como
de cincuenta años, pero, ¿como iba yo a saber su
nombre? Entregue mi examen, dejando la última pregunta
en blanco.

Antes de que terminara la clase, alguien le pregunto
al profesor si la ultima pregunta contaría para la
nota del examen.

Absolutamente, dijo el profesor.

En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas
son importantes.

Ellos merecen su atención y cuidado,
aunque solo les sonrían y digan:!Hola! Yo nunca olvide
esa lección.

También aprendí que su nombre era Elena



Todos somos importantes



2.- Auxilio en la lluvia.

Una noche, a las 11:30 p.m., una mujer de edad avanzada
estaba parada en el acotamiento de
una autopista, tratando de soportar una
fuerte tormenta.

Su coche se había descompuesto y ella
necesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda
mojada, ella decidió detener el próximo coche.

Un joven se detuvo a ayudarla, a pesar de la fuerte lluvia

El joven la llevo a un lugar seguro, la ayudo a
obtener asistencia y la puso en un taxi. Ella parecía
estar bastante apurada. Ella anoto la dirección del
joven, le agradeció y se fue.

Siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de su
casa. Para su sorpresa, un Televisor pantalla gigante
a color le fue entregado por correo a su casa.

Tenía una nota especial adjunta al paquete. Esta
decía: Muchísimas Gracias por ayudarme en la autopista
la otra noche. La lluvia anegó no solo mi ropa sino mi
espíritu.

Entonces apareció usted.

Gracias a usted, pude llegar al lado de la cama de mi marido
agonizante, justo antes de que muriera. Dios lo
bendiga por ayudarme y por servir a otros
desinteresadamente.

Sinceramente: La Señora Fernández


NO ESPERES NADA A CAMBIO Y LO RECIBIRAS.



3.- Siempre recuerda aquellos a quienes sirves.


En los días en que un helado costaba mucho menos, un
niño de 10 años entro en un establecimiento y se
sentó en una mesa.

La mesera puso un vaso de agua en
frente de el. ¿Cuanto cuesta un helado de chocolate
con cacahuates? pregunto el niño.

Cincuenta centavos, respondió la mesera.

El niño saco su mano de su bolsillo y examino un número de monedas.

¿Cuanto cuesta un helado solo?, volvió a preguntar.

Algunas personas estaban esperando por una mesa y la
mesera ya estaba un poco impaciente.

Treinta y cinco centavos dijo ella bruscamente.

El niño volvió a
contar las monedas.

Quiero el helado solo dijo el niño. La mesera le trajo
el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue.

El niño termino el helado, pago en la caja y se fue.

Cuando la mesera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le
costo tragar saliva con lo que vio.

Allí, puesto ordenadamente junto al plato vació, habían veinticinco
centavos... su propina.


JAMAS JUSGUES A ALGUIEN ANTES DE TIEMPO



4.- Los obstáculos en nuestro camino.

Hace mucho tiempo, un rey coloco una gran roca
obstaculizando un camino.

Entonces se escondió y miro para ver si
alguien quitaba la tremenda roca.

Algunos de los comerciantes más adinerados del rey y cortesanos
vinieron y simplemente le dieron una vuelta. Muchos
culparon al rey ruidosamente de no mantener los
caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar
la piedra grande del camino.

Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de
verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso
su carga en el piso y trato de mover la roca a un lado
del camino.

Después de empujar y fatigarse mucho, lo
logro. Mientras recogía su carga de vegetales, el noto
una cartera en el piso, justo donde había estado la
roca.

La cartera contenía muchas monedas de oro y una
nota del mismo rey indicando que el oro era para la
persona que removiera la piedra del camino.

El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron.

Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar
la condición de uno.


SI ALGUNA VEZ CAES, LEVANTATE Y SIGUE ADELANTE



5.- Donando sangre.


Hace muchos Años, cuando trabajaba como voluntario en
un Hospital de Stanford, conocí a una niñita Llamada
Liz quien sufría de una extraña enfermedad.

Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una
transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien
había sobrevivido milagrosamente a la misma
enfermedad y había desarrollad o anticuerpos
necesarios para combatir la enfermedad.

El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le
pregunto si estaría dispuesto a dar su sangre a su
hermana.

Yo lo vi dudar por solo un momento antes de
tomar un gran suspiro y decir: Si , lo haré, si eso
salva a Liz.

Mientras la transfusión continuaba, el estaba acostado
en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente
mientras nosotros lo asistíamos a el y a su hermana,
viendo retornar el color a las mejillas de la niña.

Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa
desapareció. El miro al doctor y le pregunto con voz
temblorosa ¿A que hora empezare a morirme?

Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor;
el pensaba que le daría toda su sangre a su hermana.

Y aún así se la daba

sábado, 21 de agosto de 2010

Papá Olvida

W. Livingston Larned

Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita
metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida.
He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos,mientras leía mi diario
en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable,
vine junto a tu cama. Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo.
Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela,porque apenas te mojaste
la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te
grité porque dejaste caer algo al suelo. Durante el desayuno te regañé
también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado.Pusiste los
codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y
cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste
con la mano y dijiste: " ¡Adiós, papito!" y yo fruncí el entrecejo y te
respondí: "¡Ten erguidos los hombros!" Al caer la tarde todo empezó de
nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle.
Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte
marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que
comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso.
¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste
tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista
del diario, impaciente por la interrupción,  vacilaste en la puerta.
"¿Qué quieres ahora?" te dije bruscamente.
Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste
los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un
cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni
aun el descuido ajeno puede agotar. Y luego te fuiste a dormir, con
breves pasitos ruidosos por la escalera.
Bien, hijo; poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos
y entró en mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre?
La costumbre de encontrar defectos, de reprender; esta era mi recompensa
a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado
de ti. Y medía según la vara de mis años maduros.

Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito
tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas. Así lo demostraste
con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más
que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad,
y me he arrodillado, lleno de vergüenza. Es una pobre explicación; sé que no
comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto.
Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando
sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar
palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual:
"No es más que un niño, un niño pequeñito".
Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado,
fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los
brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro. He pedido demasiado,
demasiado.

En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de
imaginarnos por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso
y más interesante que la crítica; y de ello surge la simpatía, la tolerancia
 y la bondad. "Saberlo todo es perdonarlo todo."
Ya dijo el Dr. Johnson: "El mismo Dios, señor, no se propone juzgar al
hombre hasta el fin de sus días". Entonces.
¿por qué hemos de juzgarlo usted o yo?

Dos masas artificiales

En la historia de la psicologia, son numerosos los autores que
analizan la importancia de los grupos en nuestra vida. Uno de
ellos es Sigmund Freud, quien en 1921 escribe Psicología
de las masas y analisis del yo, un trabajo de lectura ineludible
para todo aquel que se interese por las psicología social.
En él, Freud elije como objeto de análisis dos masas artificiales,
duraderas y altamente organizadas: la iglesia y el Ejército.
Freud nota que en ambas existen ciertos mecanismos que
previenen su disolucion. El individuo, por ejemplo, una vez
dentro, no puede abandonarlas fácilmente, lo cual las protege
e impide alteraciones en su estructura.
Mas alla de las diferencias que sabemos existen, en ambas
instituciones hay una misma ilucion: un jefe, - Cristo en la iglesia,
un general en el ejercito-, un ser que ama con igual amor a todos
los miembros de la colectividad.
Los creyentes se llaman entre si "Hermanos en Cristo" y algo
parecido se observa en el ejército "Camaradas de armas"
(Brothers Band). Los otros miembros funcionan como soporte
de la propia identidad, son quienes nos ratifican quienes somos y
qué somos... "y quienes no somos también". Los que no pertenecen
a la comunidad suelen ser tratados sin el amor y la tolerancia que
se pregona hacia el interior del grupo. Esto vale tanto para grupos
religiosos, como politicos o cientificos...

Una doble ligazón afectiva:
identificación e idealización

En toda masa, el sujeto está expuesto a dos corrientes afectivas
muy intensas. Una que se produce con respecto al lider y otra
con respecto a los compañeros. los creyentes se llaman "Hermanos"
entre si, los camaradas de armas se refieren a sí mismos como una
"gran familis", al tiempo que Cristo o el general son un sustituto
(en lo inconsciente del sujeto) del padre. Ambos lazos amorosos
constituyen la esencia de las masas, y son los responsables de que
los sujetos, cuando se encuentran en ellas, acrecienten su afectividad
y disminuyan su rendimiento intelectual.
Cuando se altera alguno de estos lazos,por ausencia o muerte del lider,
la masa se descompone. Existen numerosos (y tragicos) ejemplos
que permiten ver como la perdida del conductor desencadena el pánico
entre los miembros de una masa, o la disgregación lisa y llana de la misma.